En Bacchus, siempre vimos la importación en frío como un requerimiento imprescindible mientras otros nos decían que era un gasto innecesario. Sin duda, importar en frío encarece la operación logística pero el vino es un producto vivo, sensible a las condiciones externas. Los cambios bruscos de temperatura pueden alterar su estructura y aromas, o afectar su evolución en botella. Para nuestro sommelier y socio de la compañía, preservar la esencia de cada vino es una responsabilidad que asumimos desde el origen hasta su entrega final.

Por eso, todas nuestras importaciones se realizan exclusivamente en contenedores refrigerados a 14°C, asegurando que la cadena de frío se mantenga intacta durante todo el trayecto. Desde que los vinos cruzan el Atlántico, atraviesan el Canal de Panamá o esperan en las aduanas de Guayaquil, cada botella está protegida de las variaciones térmicas que podrían comprometer su integridad.

Este compromiso no termina al llegar a Ecuador. Nuestras bodegas están aclimatadas con control de temperatura y humedad, adaptadas a las necesidades específicas de cada tipo de vino. Contamos con tres bodegas distintas, cada una configurada a diferentes temperaturas, para conservar de manera óptima tanto vinos blancos y espumantes, como tintos de guarda y vinos jóvenes.

Además, cuando realizamos envíos a la costa, seguimos aplicando el mismo rigor: utilizamos ice packs diseñados para mantener la temperatura ideal durante el transporte hasta la puerta de nuestros clientes. Las etiquetas van con stretch film para que no se humedezcan.

Cuidamos cada botella como lo haría el propio productor en su bodega. Cada paso de nuestra operación refleja nuestra filosofía y rigor profesional: tratar el vino con el respeto que merece, para que cuando llegue a ti, exprese toda su autenticidad, frescura y carácter.

Bacchus. Profesionales del vino, comprometidos con la calidad.